Rebobinemos un poco y volvamos por un momento a finales de 2019: en todo el mundo había arrancado ya un movimiento relacionado con la consciencia, con la importancia de cuidar cuerpo y mente, al tiempo que cuidamos el entorno, la cultura y el medio ambiente.

Muchas personas nos planteamos la necesidad de hacer algo en nuestro día a día para mitigar los efectos de una vida demasiado acelerada, a la vez que crecía la conciencia medioambiental y la preocupación por el bienestar tanto físico como mental.

En este contexto, el turismo de salud y bienestar, los establecimientos como spas, balnearios o centros wellness estaban respondiendo con efectos muy evidentes: solo el sector del turismo de bienestar crecía a un ritmo que doblaba el del crecimiento del sector turístico general.

Sin embargo, en pocos meses la pandemia paró todo en seco: varios confinamientos a nivel mundial, el cierre de multitud de establecimientos y la necesidad de adaptar todas las infraestructuras existentes hasta el momento, pusieron al turismo salud y a todos los establecimientos relacionados en una situación complicada.

La COVID- 19 ha supuesto una nueva mentalidad, una nueva forma de pensar y nos ha hecho reflexionar sobre la importancia de la salud en nuestro día a día y a todos los niveles, de forma global.

En el nuevo mundo post pandemia buscamos aunar la salud de cuerpo, mente y espíritu.

Buscamos experiencias que vivir y compartir con las personas a las que queremos.

Esto puede suponer una gran oportunidad: como consumidores de servicios relacionados con el bienestar, que podemos aprovechar para hacer turismo de proximidad y vivir experiencias diferentes a las que buscábamos hasta ahora, pero también como profesionales del sector, adaptándonos a los nuevos públicos y las nuevas formas de turismo que pueden generarse como respuesta a la pandemia de COVID- 19.

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El turismo de salud y bienestar después del COVID

Tanto a nivel personal, como cultural, social y económico, los balnearios, spas, thalassos y otros centros wellness tienen un papel importantísimo en la recuperación del turismo, y en la promoción de nuevas formas de vivirlo:

La pandemia nos ha afectado a todos, en mayor o menor medida, y esta afectación psicológica condiciona la forma que tenemos de viajar.

Por otro lado, la situación económica se ha hecho más precaria, por lo que viajamos en menos ocasiones, durante menos tiempo y más cerca.

Además, nuestras prioridades han cambiado: aunque el turismo de sol y playa sigue siendo muy importante en nuestro país, buscamos más la conexión con la naturaleza en nuestros viajes y prestamos más atención e importancia a las experiencias relacionadas con el bienestar.

Queremos sentirnos bien y buscamos establecimientos y actividades que nos proporcionen la posibilidad de cuidarnos, por fuera y por dentro.

Seguimos viajando: a lugares más tranquilos, apartados, menos masificados y con menos gente, en los que disfrutar del contacto directo con la naturaleza y también en espacios singulares.

Pero sobre todo damos mucha importancia a la higiene, la salubridad y la limpieza.

Nos aseguramos de las medidas de protección frente a la COVID- 19 tanto para nosotros como para el personal que trabaja en los lugares que visitamos.

Los spas, thalassos y balnearios de España tienen un gran potencial, dado que se encuentran en el que en 2019 se consideraba el país más saludable del mundo.

Y el turismo de salud y bienestar puede ser una maravillosa oportunidad para atraer a un público comprometido a través del que poder mejorar las condiciones de vida del entorno.

Según el Global Wellness Institute, antes de la pandemia, se realizaban unos 830 millones de viajes al año, con un valor estimado de 559 millones de euros.

Hoy por hoy puede parecer que la COVID-19 ha dado al traste con esas posibilidades.

Sin embargo, nada más lejos de la realidad.

Las personas que hacen turismo de bienestar tienen, por lo general, mayor nivel educativo.

Viajan de forma habitual y les gusta probar nuevas experiencias.

Puede que ahora viajen menos veces al año o quizá que sus estancias sean más cortas, pero lo cierto es que gastan un 53% más que los turistas de otros tipos.

Además, los turistas que eligen destinos con actividades de bienestar, aunque su propósito principal no sea este, están dispuestos a invertir 8 veces más que los que viajan con el propósito de recibir tratamientos de salud o bienestar.

Ahora, más que nunca, es el momento de dar al turismo de bienestar una nueva dimensión, una nueva forma de vivirlo: tenemos muchas ganas de volver a viajar, tanto si se trata de hacerlo a la otra punta del mundo, como hacer escapadas dentro de nuestro entorno más cercano, pero nuestras prioridades han cambiado y los balnearios, spas y thalassos que se están adaptando a este cambio serán los que mejor se recuperen.

Nuevas tendencias post COVID- 19 en el turismo de balnearios

El nuevo turista de bienestar después de la pandemia ha cambiado. Hasta ahora el principal público al que se dirigía este tipo de turismo eran personas de cierta edad, que buscaba aliviar dolencias.

Sin embargo, la mayor concienciación sobre el cuidado de cuerpo y mente ha atraído a un público jóven, que, además, busca la prevención y el mantenimiento de la salud desde una perspectiva integral, holística.

Busca sentirse bien en el más amplio sentido de la palabra: desde la percepción de seguridad e higiene en todo momento hasta la experiencia de degustar platos cuidados y elaborados con ingredientes de proximidad o poder relacionarse con las personas del entorno que está visitando.

Se trata de personas con nivel adquisitivo medio-alto, que viajan durante todo el año y que están dispuestos a invertir, si lo que van a vivir merece la pena.

Así, los spas, balnearios y thalassos que eligen se caracterizan por:

• Mantener protocolos exhaustivos de higiene y seguridad sanitaria, tanto para clientes, como para los trabajadores de los establecimientos.
• Buscan establecimientos comprometidos con el medio ambiente y con la sostenibilidad del entorno: que apuesten por servicios y productos de proximidad, con sello ecológico, artesanos…
• Eligen establecimientos diferentes, con personalidad, auténticos.
• Aprecian los servicios poco masificados y con una buena gestión de colas y los eventos y actividades centrados en la importancia del equilibrio físico y mental.
• Prefieren servicios en los que la experiencia del viaje está planificada desde el primer momento, por ejemplo, balnearios con servicio de pre-consulta a distancia para evaluar al cliente antes de que llegue a las instalaciones.

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Conclusiones

En España tenemos las condiciones más favorables y una red de establecimientos de calidad que permiten dar respuesta a las nuevas necesidades del turismo de salud y bienestar.

Además, las nuevas formas de viajar pueden ser una gran oportunidad para los establecimientos como balnearios, spas, thalassos y centros wellness, si aprovechan para ofrecer servicios de bienestar no solo en los períodos tradicionales de vacaciones, sino también en puentes, fines de semana y otras fechas.

Si además adaptan su oferta de servicios al nuevo concepto de bienestar del turismo post pandemia, pueden contribuir no solo a la recuperación del sector, sino también al crecimiento económico y social de las áreas en las que se encuentran ubicados.

Un turismo de bienestar post COVID- 19, que aporte valor mucho más allá de lo económico: que aporte bienestar real e integral, a nivel no solo físico, sino también emocional.

¿Qué retos crees tú que tiene por delante el sector en nuestro país para convertirse en una referencia en el turismo mundial?

Fuente: Turismo post Covid-19: El turismo después de la pandemia global. Análisis, perspectivas y vías de Recuperación de Luis Miguel Rondón García, Libertad Troitiño Torralba y Carles Mulet Forteza, Ediciones Universidad de Salamanca.