Qué es la hidrología y la hidroterapia

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Artículo actualizado el 02/04/2024
Hidrología e hidroterapia

Está claro que el agua es fundamental para la vida: en cada momento de nuestro día a día es absolutamente necesaria.

Y, cómo no, también en los terrenos aspecto higiénico, estético y terapéutico el agua es protagonista.

La historia del termalismo (es decir, la aplicación de las aguas termales y mineromedicinales para propiciar una mejoría en la salud) se remonta muchos siglos atrás, hasta la época griega y romana.

Durante la Edad Media los baños pasaron a ser vistos como algo impúdico por la Iglesia y, con ello, tuvo lugar un descenso claro del termalismo; perviviendo en zonas rurales y más apartadas, donde los vecinos continuaron aprovechando los beneficios de las aguas, cuyo conocimiento se transmitía de generación en generación.

Llegado el s. XVIII hay un redescubrimiento del mundo termal, que vive un gran despegue en el s. XIX, especialmente de la mano de las clases acomodadas.

A su vez, se llevan a cabo numerosos estudios científicos que ponen en valor los beneficios de las aguas.

Es entonces cuando surgen los grandes balnearios, a la vez que perviven otros más modestos.

Este boom del termalismo pervive durante las primeras décadas del s. XX, ralentizándose un poco en las décadas centrales del siglo, debido especialmente a que el interés y confianza se trasladó a la farmacología casi de manera exclusiva. Tendrá que llegar la década de los años 80 para que se dé un nuevo resurgir del sector.

¿Qué son las aguas termales?

Las aguas termales son aquellas que brotan calientes de la tierra, como mínimo 5ºC más que las aguas potables que brotan en el mismo suelo.

¿Cómo sucede esto? Las aguas (de lluvia o nieve, en su mayor parte), se filtran y, a cierta profundidad, se calientan debido a las altas temperaturas y regresan a la superficie en forma de vapor o de agua caliente.

Además, al pasar por las diversas capas terrestres en su proceso de evaporación, estas aguas adquieren diferentes minerales, gases y otros elementos.

Dependiendo de los minerales que entran a formar parte de su composición reciben un nombre y una clasificación concretos y, por supuesto, pasan a ser indicadas para determinados tratamientos.

En el proceso de filtración éstas adquieren también iones negativos beneficiosos para el cuerpo, especialmente por sus propiedades relajantes.

¡Ojo! No es habitual que el tratamiento con aguas esté contraindicado, pero siempre es buena idea consultar con un médico antes de someterse a uno.

Como resultado de todo el proceso mencionado, las aguas termales y mineromedicinales se clasifican en diferentes tipos dependiendo de diversos factores: temperatura, mineralización, concentración de determinadas sustancias y de la dureza del agua.

Es importante señalar también que su importancia reside, además de en los beneficios que pueden aportar, en el hecho de que las composiciones presentes en estas aguas son difícilmente reproducibles de manera artificial.

A lo largo de la evolución y uso de las aguas mineromedicinales, han ido surgiendo términos diversos relacionados con dicha utilización y búsqueda de sus beneficios. ¡Vamos a aclarar el significados de algunas de estas palabras!

 

 

¿Qué es la hidrología?

El diccionario define la hidrología como “el estudio de las propiedades físicas, químicas y mecánicas del agua continental y marítima, su distribución y circulación en la superficie de la Tierra, en el suelo y en la atmósfera”.

Evidentemente, dentro de esta definición tienen cabida las propias aguas termales y mineromedicinales que brotan de la tierra.

Básicamente, hidrología —o hidrología médica— y medicina termal son sinónimos.

Ambos términos pueden definirse como el estudio de las aguas mineromedicinales, marinas y potables ordinarias, y sus acciones sobre el organismo humano en estado de salud y enfermedad.

Hoy en día, “hidrología médica” es la nomenclatura que recibe la cátedra académica dentro de las facultades de medicina que se ocupa del estudio y enseñanza de la hidrología.

 

 

¿Qué es la hidroterapia?

El término hidroterapia se refiere a la amplia rama de la hidrología que estudia toda aplicación del agua sobre el cuerpo humano con fines terapéuticos.

La aplicación del agua sobre el cuerpo humano tiene efectos beneficios, ya sea debido a la temperatura, a efectos mecánicos (derivados de diferentes técnicas) o a las sustancias químicas y gases contenidos en ciertas aguas.

Las formas más habituales de aplicación de la hidroterapia son mediante baños, duchas y/o chorros.

Así, en base a las propiedades del agua que se tienen en cuenta —presión ejercida (mecánica), temperatura (térmica) o composición (química)—, existen diferentes tipos de hidroterapia.

 

 

Hidroterapia mecánica

  • por compresión: aplicando agua a presión sobre el cuerpo, se da una mejora en músculos, nervios y circulación. A su vez, tiene efectos relajantes.
  • disminución de la resistencia hidrodinámica: dentro del agua, el peso se reduce hasta un 10%, facilitando la realización de ciertos ejercicios, la movilización de articulaciones y el fortalecimiento muscular.
  • presión: mediante el uso de duchas o chorros, se produce la relajación y estimulación del sistema nervioso.

 

 

Hidroterapia térmica

  • agua caliente: relaja la musculatura, provoca vasodilatación, tiene efectos sedantes, alivia dolores leves y mejora la circulación.
  • agua templada: calma los músculos.
  • agua fría: estimula el sistema circulatorio, gracias a lo cual aumenta el ritmo cardíaco. Además, tiene efectos antiinflamatorios.

 

 

Hidroterapia química

  • aguas cloruradas: estimulan funciones orgánicas y, a mayores, si son calientes, también tienen efectos relajantes.
  • aguas bicarbonatadas: diuréticas y sedantes.
  • aguas carbogaseosas: especialmente beneficiosas para el riñón y procesos digestivos.
  • aguas sulfuradas: indicadas para reumatismos, así como, enfermedades alérgicas y respiratorias.

 

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